¿Por qué me amas?

En el mundo del enamoramiento, se me revelan dos grandes pilares que sustentan la conexión emocional entre dos personas: Por un lado tenemos «lo que admiramos de esa persona» y por otro «la forma en que nos hacen sentir» (este último es eso que no sabemos explicar por qué, pero sabemos que estamos enamorados de esa persona). Estos pilares, aunque interrelacionados, ofrecen perspectivas distintas cuando intentamos analizarnos y razonar por qué amamos a esa persona en concreto.

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El poliamor no existe

Me he dado cuenta de que el poliamor no es algo nuevo, un amor diferente al amor «normal» o, en definitiva, al amor; ¡es simplemente amor genuino! Amar no se trata de poseer a alguien sino todo lo contrario, respetar sus deseos, anhelos, inquietudes, su libertad, valorar todo ello y disfrutar de la esencia de la persona que amamos porque de ello es de lo que nos hemos enamorado, ¿no? Entonces, ¿para qué una palabra nueva para algo que ya existe? ¿Será que la palabra nueva la tendríamos que «inventar» para etiquetar aquello que, aunque nos hayan estado contando lo contrario toda nuestra vida, realmente no es amor?

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La Trieja – Una Estructura de Relación para la Gestión Emocional y el Apoyo Mutuo

Quiero compartir mi opinión sobre la que considero la mejor estructura de relación: la trieja, es decir, una relación entre tres. Sé que puede sonar inusual, pero permíteme explicarte por qué creo que esta dinámica puede ser muy beneficiosa desde un punto de vista emocional y en la gestión de conflictos.

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Negociación continua

En muchas conversaciones con parejas que empiezan a flirtear con abrir su relación, iniciarse en el mundo swinger o a abrazar la filosofía poliamorosa, intuyo cómo sobrevuela la sombría idea de que en este tipo de relaciones una de las personas siempre tiene que acabar claudicando y teniendo que sacrificar su voluntad, deseo o necesidad.

Este tipo de cambios en una relación vienen motivados por necesidades o inquietudes de una o ambas partes y no por una voluntad de dañar a tu pareja.

Parece obvio, ¿verdad? Pues es un sensación de víctima que provoca a quien recibe la propuesta de probar esos cambios. Es por eso que ambos miembros de la relación deberán velar para que esa evolución sea a mejor y se haga de una forma sana y minimizando los conflictos que puedan dañar la relación.

Honestidad y empatía son las bases indispensables para construir una relación sana y, en este caso, también para remodelarla. Bueno, pues, aquí presento mi propuesta del proceso para la incorporación cambios en la relación: la negociación continua.

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