El poliamor no existe

Me he dado cuenta de que el poliamor no es algo nuevo, un amor diferente al amor «normal» o, en definitiva, al amor; ¡es simplemente amor genuino! Amar no se trata de poseer a alguien sino todo lo contrario, respetar sus deseos, anhelos, inquietudes, su libertad, valorar todo ello y disfrutar de la esencia de la persona que amamos porque de ello es de lo que nos hemos enamorado, ¿no? Entonces, ¿para qué una palabra nueva para algo que ya existe? ¿Será que la palabra nueva la tendríamos que «inventar» para etiquetar aquello que, aunque nos hayan estado contando lo contrario toda nuestra vida, realmente no es amor?

Dicen que lo «normal», lo «convencional» es el «amor» y que luego está el poliamor que es lo mismo pero con varias personas. Entonces aparecen los adjetivos «consensuado», o que «todas las personas implicadas conocen y aceptan»… como si en el amor convencional no fuera imperativo que eso se diese también. Pero, sinceramente, si no respetas la libertad de la persona amada, ¿es realmente amor? Si crees que amar es poseer, como quien tiene un objeto material, ¿es eso amor? Para mí, la respuesta es clara: eso no es amor.

En mi opinión, el poliamor, o mejor dicho, el amor libre, es la verdadera esencia del amor. Cuando amas a alguien, le das la libertad de ser quien es, sin intentar cambiarla o controlarla. No hay cadenas ni jaulas de oro, solo un espacio para que cada ser humano florezca en su propia autenticidad.

Es cierto que el concepto de amor libre puede ser difícil de entender para aquellos que han sido criados bajo las ideas del «amor convencional», donde se nos enseña que el amor implica posesión y exclusividad. Pero, ¿acaso el amor no debería ser generoso y desinteresado? ¿No deberíamos desear que la persona que amamos sea feliz, incluso si eso significa compartir momentos con otras personas? Es más, y si esa felicidad no dependa de nosotros o incluso ni siquiera nos incluya, ¿ya no vale eso de «lo más importante para mí es que seas feliz»?

Si cierta relación amorosa no puede encajar dentro de la filosofía del amor libre, entonces no puedo considerarla amor. Si el amor se basa en el deseo de poseer a alguien, entonces eso no es amor verdadero. En cambio, el amor verdadero buscará la felicidad y el bienestar de la persona amada, sin condiciones ni expectativas.

Así que, en lugar de llamarle poliamor, deberíamos simplemente llamarlo amor. El amor auténtico no necesita etiquetas, solo necesita libertad y respeto. Amar es dejar que la esencia de la persona amada brille y florezca. El amor verdadero no es una posesión, es una conexión profunda y desinteresada.

En resumen, no necesitamos «inventar» el poliamor porque ya tenemos una palabra para ello: amor. Y todo lo demás, que no se ajuste a la filosofía del amor libre, es simplemente otra cosa, pero no amor.

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