Arroz tres delicias

Ayer jueves, quedé con Ayz para conocernos.

Habíamos acordado encontrarnos en la entrada del centro comercial Las Arenas a las siete de la tarde. Llegué unos minutos antes de la hora acordada y la estuve esperando, como habíamos hecho Match en Tinder, pero las fotos de su perfil no mostraban claramente su rostro por lo que iba sin saber exactamente a quién debía reconocer entre la multitud. Yo, con mis tejanos y camisa arremangada, mochila en mano, estaba listo para descubrir qué depararía la velada. Nervioso no, pero sí con ganas de conocerla después de haber estado una semana esperando la fecha.

Ayz tiene una belleza que emana de sus rasgos latinos: alta, delgada, con largos cabellos oscuros y lisos pero con volúmen que enmarcan unos penetrantes ojos oscuros. Su nariz fina y unos labios que definiría como carnosos pero sin llegar a exhuberantes completan su encanto. Lucía unos jeans rasgados por delante, revelando sus rodillas, y en la parte superior llevaba un conjunto de blusa y camiseta interior de tirantes con bordes de encaje que asomaban con estilo decorando sus clavículas. La paleta de colores oscuros, grises y negros, realzaba su atractivo combinando con sus facciones.

Para contextualizarte, Ahiz tiene apenas un par de años menos que yo, aunque no lo aparenta. Le echaría unos diez años menos si me lo preguntaran, no exagero.

Antes de nuestro encuentro, como en mi perfil de Tinder dejo claro que soy poliamoroso y que tengo pareja pero estoy abierto a conocer a otras personas y explorar nuevas conexiones, ya sea en amistad o algo más, ya habíamos hablado de que Ayz estaba en la app para conocer gente, no busca pareja. Desde el principio, dejó claro que era monógama, lo que significaba que una relación romántica conmigo no estaba en sus planes ni siquiera se baraja como posible, pero eso no impidió que nos sumergiéramos en conversaciones profundas y apasionantes.

Compartimos nuestras visiones sobre el poliamor, las relaciones a todos los niveles, la intimidad y la sexualidad. Aunque nuestras perspectivas son bastante diferentes, hubo una comprensión mutua que estableció una base interesante para nuestra amistad incipiente. Aunque Ayz no busca relaciones románticas adicionales, hay apertura para la amistad y compartir momentos significativos. Y yo, bueno, siempre digo que acepto y disfruto de aquello que cada persona me pueda ofrecer y hasta dónde me ofrezca.

Nuestra cita fue una charla interminable que nos llevó de una mesa al lado del ventanal a la calle de panadería-cafetería, en la que nos sentimos suficientemente apartados del resto de clientes para tener nuestra intimidad, un poco ostentoso bar Manolo de toda la vida que ahora está regentado por una família china, donde descubrió por primera vez el clásico «arroz tres delicias». Sí, sí, no había probado ni sabía de la existencia del plato estrella de los típicos restaurantes «Chinos» de aquí de toda la vida. Fue divertido y revelador pues ahora ya sé a qué restaurante la voy a llevar si tenemos una segunda cita. Durante la velada, luché contra mis deseos de expresarle lo atractiva que la encontraba y esas ganas de besarla. Respetando sus límites y su deseo de mantener nuestra relación en el plano de la amistad. Opté por mantener mis fantasías en el espectro patónico y centrarme en disfrutar del momento, las conversaciones y de su compañía. Ah, y de su olor porque ¡madre mía lo bien que huele esta mujer! (Nota mental: tengo que preguntarle qué perfume usa.)

Al despedirnos, el abrazo*… fue uno de los momentos más memorables de la noche para mí. Sentirla tan cerca y otra vez ese olor que me llevaría puesto aún unos minutos más en mí después de habernos despedido… Ahora que la tengo en Whatsapp (que me diera su whatsapp es buena señal, ¿no?) veo sus foto de estado y estados y me reafirmo en su belleza. Me emociona la posibilidad de conectar con ella, de volverla a ver, de pasar tiempo, hacer planes, pelis, excursiones, restaurantes chinos, arroces tres delicias… Mira el tres otra vez, siempre lo bueno me acaba apareciendo relacionado con el tres.

Tienes que conocerla, amor, ya sabes que me encanta compartir contigo cuando descubro algo o alguien que me gusta tanto y, además, creo que os podéis caer muy bien y, de esto estoy convencido, te gustará, lo sé.

Le encanta la idea de que vivamos a pie de montaña y que tengamos tres perros, de hecho le entusiasma la idea de que vayamos los tres de excursión con los perros. Y luego podemos ver una peli en el cine de la buhardilla y charlar en la terraza sin hora de fin. Y la verdad, me encantaría crear algo bonito entre Ayz , tú y yo. Quizá nunca llegue a más que una amistad, pero esta amistad puede ser hermosa, profunda y llena de intimidad. No sé a ti, ya me dirás cuando la conozcas, pero a mí ya me bastaría con eso.

Ah, y perdoname si me ves un poco demasiado atontado ahora mismo, tú ya me conoces y sabes que me pasa. ;p

Te amo.

Barcelona, 15/8/2023

*Para conocer lo importante y el nivel de intimidad con que siento un abrazo, recomiendo la lectura de este post: Algún abrazo mío

P.D: Ceci, mi pareja y a la que le contaba mi cita, se puso en contacto con Ayz apenas al día siguiente y han quedado para conocerse el sábado de la semana que viene. A ver qué me cuentan.

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