Descubrí el placer de compartirnos con más

Ayer sábado por la noche, mi pareja y yo fuimos por segunda vez a Training Pedralbes, esta vez en sábado (la primera vez fue un martes).

Empezamos por la discoteca donde conocimos y charlamos con los que han sido nuestros “padrinos” Evelyn y Javi. Bailamos, sudamos, miramos y nos dejamos ver. Luego fuimos a cambiarnos con ganas de meternos un rato en la piscina, lástima que nos la encontramos clausurada por obras. Así que nos pegamos una ducha y una vez refrescados nos dirigimos a las habitaciones con ganas de darnos placer.

Primero pasamos por la habitación pequeña, la más pequeña y más llena de todas. La imagen era cuanto menos espectacular, aquello era una autentica bacanal al más puro estilo de las fantasías. Era incapaz de distinguir dónde terminaba un cuerpo y dónde empezaba otro, dando y recibiendo placer. Con esa sugerente visión, no pudimos evitar querer participar pero nuestra falta de experiencia nos hizo que nos quedáramos en una esquina dedicándonos el uno al otro toda nuestra atención, embriagados del ambiente de sexo y excitación, nos dejamos rozar por manos y cuerpos de desconocidos. Los roces fueron breves pero suficientes como para despertar más nuestros deseos. Luego pasamos por la sala de cine, donde nos comimos el uno al otro hasta regalarnos un orgasmo intenso.

Después de tantas sensaciones e intensidad, fuimos al bar de arriba a tomar algo para recuperarnos y aprovechar para charlar, comentar, hasta discutir un poco para poder seguidamente reconciliarnos porque tal como dicen, las reconciliaciones son estupendas 😉

Queríamos un poco de intimidad, sí sabemos que es un poco difícil conseguir intimidad en un sitio así, pero encontramos lo que queríamos en la sala que llaman “sala de masajes” o “sala de la cama redonda”. Ahí nos reconciliamos, haciendo lo que más nos gusta, hicimos el amor, suave al principio y aumentando gradualmente la intensidad fruto de la creciente pasión que nos provocamos (no sé si os lo he comentado, pero mi chica me apasiona). Empezamos amándonos en un extremo de la cama y terminamos con la cabeza de ella casi colgando del borde del otro extremo debido a las envestidas que le propinaba.

Me centraba en la permanente expresión de placer del rostro de mi pareja, pero intuía la entrada y salida de curiosos que querían saber quién gemía ahí dentro. Hasta que alguien no se fue, alguien que se cubría con toallas se quedaron mirándonos, disfrutando de nuestro placer, de la visión de nuestros cuerpos cubiertos de sudor estremeciéndose el uno encima del otro. Parece que lo que vieron les gustó, tanto como para que tomaran la mejor decisión que fue ponerse a nuestro lado y empezar a regalarse besos y caricias algunas de las cuales no tardaron en escapárseles hacia nuestros cuerpos. Fueron sutiles, suaves y respetuosos, midiendo cada paso que daban para que no nos sintiéramos intimidados o violentos. Qué maestría la suya, consiguieron que los aceptáramos rápidamente, nos dejábamos tocar y nosotros respondimos de igual forma, con caricias, con suavidad, con ganas de compartir todo ese placer. Pues eso
hicimos, cada vez más contacto, cada vez más excitados, cada vez más cómodos.

Seguimos follando con nuestras parejas manteniendo siempre el contacto con nuestros nuevos compañeros. El momento cumbre fue cuando nuestras chicas nos cabalgaban dejando que nuestras manos las tocaran a ambas a la vez, ellas se enzarzaron en un beso que disparó mi excitación y, creo que, la de mi compañero de espectáculo también. Mi dificultad fue evitar eyacular incontroladamente en ese mismo instante. Cuatro manos de dos hombres, abrumadas, no daban abasto a acariciar los cuerpos de esas dos diosas que parecían flotar sobre nosotros comiéndose la boca. Seguimos disfrutándonos sin parar mientras recibimos la visita de otra pareja que jugó un poco con mi chica aunque se centraron sobretodo en nuestros nuevos amigos. Luego los visitantes se fueron dejándonos otra vez a los cuatro que seguíamos regalándonos la vista y el tacto ayudándome a cubrir el cuerpo de mi chica con todas las manos posibles hasta darnos la impresión que había más de las que debería por la cantidad de gente que había en esa cama.

Literalmente nos desgastamos los cuerpos, nos agotamos el deseo y desfallecimos físicamente, tuvimos que parar i decidir retirarnos. No sin antes despedirnos de nuestros compañeros y agradecerles el regalo que nos habían hecho. Aún recuerdo el beso que se dieron ellas al despedirse. Fue corto, pero no me lo quito de la cabeza, eso ha provocado que durante esta mañana haya tenido que poseer a mi chica hasta tres veces seguidas y una vez más ahora mismo mientras estoy escribiendo estas líneas vuelvo a revivirlo todo.

Así que ayer cumplimos fantasías, disfrutamos, nos amamos, follamos y me volvía a enamorar. Te quiero con todo mi ser, te sueño.

P.D: A la pareja que nos regaló sus cuerpos, sus caricias, su deseo y su placer. Muchísimas gracias.

domingo, 25 de enero de 2015

Un comentario en “Descubrí el placer de compartirnos con más”

  1. Leerlo me parece excitante
    Miedos o intrigas muchas
    Pero voy a ir, decidida a pasarme lo mejor
    Posible intentando que el también lo haga
    Sabiendo muy bien que el es mucho mas timido y menos atrevido
    Y bueno. Que pasara?
    Mi marido me lo agradecera?

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